Y hablando de música, no todo el
mundo ve el cielo abierto para triunfar en el mundo musical. La mayoría de
ellos comienzan fracasando. Antes de alcanzar la fama, tocan con la yema de los
dedos el rechazo musical más profundo. Pero muchos de ellos renacen de sus
propias cenizas, como el ave fénix. Y es que personalmente creemos que ésta es
la fama más pura del talento musical.
Artistas como The Beatles, a pesar
de ser conocidos mundialmente, recibieron a lo largo de su exitosa carrera
varios “no”. Y más de uno afirmó que no tenían futuro en el mundo de la música.
O el caso de Eminem, que llegó a
tener serios problemas de drogadicción y pobreza, incluso llegó a tener un
intento de suicidio.
Kurt Cobain, se fue de su casa, y
estuvo varios días viviendo debajo de un puente. Tiempo después compuso
“Something in the way”, un tema compuesto que relata la experiencia que tuvo, y
que fue incluido en el disco que lanzó mundialmente a la fama a su banda
“Nirvana”, Nevermind.
Lady Gaga dejó a su familia, se fue
a un apartamento económico y siguió intentándolo hasta que alguien la escuchó.
Incluso Madonna trabajó en un
Dunkin Donuts, un Burger King y posó desnuda para algunos fotógrafos. Tuvo que
alimentarse durante una época solamente de palomitas de maíz porque no tenía
apenas dinero. Fue violada al llegar a Nueva York.
Hablando del lado opuesto, no todos
los cantantes sufrieron tales penalidades para llegar al éxito. Artistas como
Michael Jackson, que a los cinco años se vio triunfando musicalmente junto con
sus hermanos o la voz impetuosa de Adele que triunfó gracias a un amigo público
que le apoyó a través de Myspace, provocando inmediatamente que una
multinacional le ofreciese un contrato de grabación.
Resumiendo, con más o menos suerte,
la clave del éxito radica en que cada uno de esos artistas creyó en su talento
y jamás se detuvieron.